Calderon de la Barca
DE «EL ALCALDE DE ZALAMEA»
(Consejos de Pedro Crespo a su hijo Juan)
Por la gracia de Dios, Juan,
eres de linaje limpio
más que el sol, pero villano:
lo uno y lo otro te digo
aquello, porque no humilles
tanto tu orgullo y tu brío,
que dejes, desconfiado,
de aspirar con cuerdo arbitrio
a ser más; lo otro, porque
no vengas, desvanecido,
a ser menos: igualmente
usa de entrambos designios
con humildad, porque siendo
humilde, con recto juicio
acordarás lo mejor;
y como tal, en olvido
pondrás cosas que suceden
al revés en los altivos.
Sé cortés sobremanera,
sé liberal y esparcido;
que el sombrero y el dinero
son los que hacen los amigos;
y no vale tanto el oro
que el sol engendra en el indio
suelo, y conduce el mar,
como ser uno bienquisto.
No hables mal de las mujeres:
la más humilde, te digo
que es digna de estimación,
porque, al fin, de ellas nacimos.
No riñas por cualquier cosa:
que cuando en los pueblos miro
muchos que a reñir enseñan,
mil veces entre mí digo:
«Aquesta escuela no es
la que ha de ser, pues colijo
que no ha de enseñarse a un hombre
con destreza, gala o brío,
a reñir, sino a por qué
ha de reñir; que yo afirmo
que si hubiera un maestro solo
que enseñara, prevenido,
no el cómo, el por qué se riñe,
todos le dieran sus hijos.
Pep Cardona. Diciembre 1996. Palma de Mallorca.